viernes, 29 de octubre de 2010

Perder un ser querido

Perder un ser querido...es el momento más triste de nuestra historia.

Cuando ese ser se va, queda un vacío muy grande en nuestro entorno, pero también en nuestro corazón.

Hoy quise escribir esta carta, porque hace tiempo atrás perdí un ser muy amado, y estos días se ha vuelto a hablar sobre él.
Él no fue algún personaje de mundo, famoso; no era un actor o cantante, no;  fue simplemente alguien que estuvo tan cerca de mí cuando era niño y me enseñó muchas cosas que hoy practico como adulto que soy.

Porque, saben?
Cuando alguien se nos va de este mundo, debemos llevar adelante e imitar lo bueno que esa persona nos enseñó, especialmente cuando se trata acerca de la vida y de nuestros seres queridos que aún viven.

Sin importar sus errores como ser humano, él me enseñó lo que es el respeto a las personas mayores;
me enseñó que uno puede reconciliarse y acercarse a aquellos de quienes nos distanciamos un día, si querer;
Me enseñó que hay personas que son valiosas, y que quieren lo mejor para nuestras vidas, aunque parezca que sus correcciones son incómodas y molestas;
Y sobretodo, me enseñó que cuando se ama en verdad, hay que luchar para que ese amor crezca y perdure...siempre.

Sí, él se ha ido, pero quedaron en mi corazón las buenas enseñanzas...porque los errores deben quedar atrás.

Quiero contarte que estos días que han transcurrido, algunos de mis familiares, familiares de mi esposa y amigos han perdido algún ser querido y especial de sus vidas...Unos, por muerte natural, a otros, por causa de la enfermedad. Es un dolor inevitable, grande y lastimoso perder a alguien. Y al mismo tiempo se convierte en una etapa donde reflexionamos acerca del significado de esta corta y pasajera vida.

A veces reflexiono sobre ello, y sé que todos, algún día, tendremos que atravesar el umbral de esta vida a la que sigue, pues al contrario de lo que muchos piensan o creen, la muerte no es el fin de la vida, sino el comienzo de ésta en otro reino: el espiritual.

Pero allí, mientras medito, sin tener por qué temer a la muerte, valoro en ese instante el saber que a mi lado todavía estan aquellas personas que me aman y quieren lo mejor para mí, y doy gracias a Dios en ese instante por tenerlas vivas, a mi lado, luchando también en busca de la felicidad y de las bendiciones que sólo Dios nos puede ofrecer día a día.

Le doy gracias a Dios por tener a mi madre, a mis abuelos (las), a tíos (as) y primos (as), a mi esposa y a mi hijo aquí conmigo. Y digo: -Señor guárdalas y cumple tu propósito en ellas, según tu preciosa voluntad.

Y con esto que te he compartido, ahora te quiero aconsejar con todo el corazón, lo siguiente:

-Que ames a las personas que estan a tu alrededor mientras puedas,
-perdónalas si alguna vez te hicieron afrenta, te ofendieron o subestimaron,
-llámalas de vez en cuando,
-preguntales como se encuentran de salud, y qué necesitan,
-visítalas,
-dedícales tiempo...
- y comparte con ellas parte de tu vida, haciéndolas sonreir...

Ah y otra cosa más:
-Dales flores mientras están vivas, porque sólo cuando estamos vivos podemos admirar una flor en este mundo;
-habla con ellas ahora que puedes interactuar tantas cosas, porque la verdad es que es un tiempo perdido hablar frente a una tumba; porque los que murieron YA NO ESTÁN CON NOSOTROS,aunque se encuentren vivos en otro lugar...
-Cántales ahora que pueden disfrutar tu canción, y sobretodo, ahora que pueden ser canciones alegres...
-Regálales un detalle ahora que lo pueden recibir y no cuando creas que al ponerlo sobre una cruz de piedra él lo recibirá, sabiendo que hasta en los más insignes cementerios los ladrones se apropian de lo que es ajeno.

Y lo mejor:
-abrázalas cuando lo necesitan, y aún cuando no lo necesitan.
-ayúdalas cuando estén en dificultades,
-aconséjales cuando tengan que tomar una decisión,
-háblales de Dios y de su amor perdonador a través de Jesús,
-ora por ellas y enséñales a tener fe en Dios,
-sonríe con sus risas, y llora también su dolor,
-acompáñalas cuando veas que se sientan solas,
-y escríbeles una carta sincera de agradecimiento y aprecio, para que ellas sepan cuánto en verdad los amas.

Y recuerda: de tu oración y tu vida espiritual depende que esa personita especial pueda cambiar su mal caminar, y crea que existe un Dios lleno de amor, justicia y santidad que le espera en su Reino Celestial.

Por qué esperar el perder esa persona, cuando aún vive para ganarla?

Att:
Ariel C.

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